Elegir una nueva luz de cultivo LED puede ser una tarea desconcertante. Sin embargo, si no tienes cuidado, puedes acabar eligiendo una luz LED que proporcione una luz fotosintéticamente activa insuficiente a las plantas reales, ya que algunos fabricantes utilizan LED de baja calidad que no fueron diseñados para su uso en luces de cultivo o que funcionan de forma ineficiente sobrecargándolos. Hemos elaborado esta lista para ayudarte a establecer los hechos para tu toma de decisiones.
1 – Las luces de cultivo no necesitan una gran potencia
Los LED son diodos emisores de luz que transforman una corriente eléctrica en una determinada cantidad de radiación luminosa en función de la aleación que los compone. Por tanto, la corriente eléctrica determina la potencia luminosa de un LED, y una corriente de funcionamiento típica oscila entre el 25 y el 100% (siendo el 100% la corriente máxima); al 100%, los LED son ineficaces y derrochan calor, pero al 50% de la corriente máxima, se alcanza la eficacia produciendo una buena PPFD/W. Muchas luces de cultivo LED de alta potencia utilizan LED a una corriente elevada, lo que reduce la vida útil y la fiabilidad debido a una mayor generación de calor. En leoLED tenemos en cuenta la longevidad y la calidad de la luz haciendo funcionar los LED a muy baja corriente para ofrecer la mayor cantidad de PPFD/W.
2 – La PPFD/Vatios es más importante
La PPFD (Photosynthetic Photon Flux Density) es el rendimiento útil de la luz de cultivo en el sentido de producir radiación fotosintéticamente activa. Las plantas suelen utilizar entre 100-1000µmol/m2/s PPFD, por lo que mantener una distribución uniforme y un nivel suficientemente alto es el principal objetivo de una buena luz de cultivo, ya que se estimulará la fotosíntesis y otras funciones de la planta. Por tanto, utilizar la PPFD medida en comparación con la potencia consumida indica el rendimiento real de una luz, siempre que la luz llegue bien a las plantas. Las luces de cultivo LED -cuando están bien diseñadas- pueden alcanzar relaciones PPFD/W de 2,9, hasta un 30% más que las HPS.
3 – Extraer todo ese calor extra es una molestia
Con 1000W, un growlight LED de baja calidad puede ser un calentador eléctrico. Para evitar el sobrecalentamiento de la unidad de luz y del espacio de cultivo, necesitas amplios sistemas extractores de calor, igual que harías si utilizaras luces HPS o de halogenuros metálicos, lo que elimina muchas de las ventajas de utilizar luces LED en primer lugar. ¡Los ventiladores pueden fallar y provocar el fallo de los componentes! La refrigeración pasiva es mucho más ventajosa y barata a largo plazo. Además, el calor disipado por el disipador refrigerado pasivamente puede utilizarse para aportar algo de calor al entorno cerrado.
4 – El patrón de luz será desigual y concentrado
Una potencia tan elevada en una luz implica que toda la potencia se consolida en una unidad, lo que significa que la luz producida procederá más o menos de un solo punto. Si ves tu infografía sobre LED vs HPS vs Fluorescente vs Plasma, puedes ver los patrones de luz comunes de las lámparas de cultivo. Una lámpara LED de 1000 W sería similar a la de las luces de Plasma o HPS y no la mejor para el crecimiento, mientras que varias lámparas LED de menor potencia con una salida PPFD alta darían una luz distribuida de calidad a tu cultivo, perfecta para un crecimiento y una floración vigorosos e iguales.
5 – Coste elevado
Si una luz de cultivo es de 1000 W, o es de mala calidad e ineficiente, o de gran potencia para un espacio muy grande. Algunas luces LED de cultivo de mala calidad utilizan LED genéricos e ineficaces que consumen mucha energía y proporcionan una potencia luminosa insuficiente. Utilizar una luz de cultivo de 1000 W costará mucho en electricidad a lo largo de los años, cuando una luz LED de mejor calidad y menor potencia podría hacer un mejor trabajo por menos. A la mayoría de los cultivadores les convienen más las luces de cultivo LED de menor potencia espaciadas sobre su cultivo a una altura de 20 cm – 60 cm, donde la luz se distribuye de forma óptima. A largo plazo, la tecnología LED tiene un coste de propiedad significativamente menor.